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Las tabernas, como cualquier otro templo en el que se rinde culto a una filosofía de vida, tienen múltiples utilidades espirituales y prácticas; casi tantas como los feligreses que acuden a ellas asidua (practicantes) o esporádicamente (no practicantes). Hay quien busca en ellas el sentido de la vida o de las vidas, pues inventa una distinta en cada taberna; hay quien olvida en sus barras los amores traicioneros y dolorosos o los fieles y placenteros; quien simplemente se divierte y quien se toma como una tarea prioritaria en su existencia el transmitir y hacer circular sus historias y enseñanzas que, la mayoría de las veces, no son reveladas fuera de las cuatro paredes de sus templos.
Como en las catedrales, en las tabernas hay líderes espirituales y mandamientos y cánticos y normas no escritas. Igual que se hace en las abadías con los abades, algunos de los más ilustres camareros de la historia fueron enterrados en el suelo de sus bodegas. El mismo suelo al que ahora caen los palillos, las servilletas, los huesos de aceituna y alguna que otra vomitona de los clientes.
La historia de la humanidad fluye de la caverna a la taberna dejando millones de historias, la mayoría de ellas no clasificadas.
Historias antiguas pero también contemporáneas como las de ciertas agencias de viajes que, previa pronunciación de una contraseña, ofrecen una surtida oferta de rutas dionisíacas con visitas a las mejores tabernas, bodegas y destilerías públicas, privadas e incluso secretas de varios países.
La historia de la taberna, amigos del vino, da para varios tratados y proponerse abarcarla toda de golpe es como comprometerse a escribir la historia del arte en un post-it o pretender que Tolouse Lautrec juegue de ala en los Angeles Lakers. Quizá por esta inabarcabilidad es por lo que me he propuesto recopilarla.
La historia de la taberna tiene varias columnas vertebrales, de las que nos vamos a olvidar de momento por ser las más documentadas y por tanto conocidas. El primer volumen de la historia de la taberna se centrará en algunos ilustres tabernícolas y, concretamente, en algunas ilustres borracheras.
La curda, la bufa, la castaña, el cebollón, el acampedo, la jindama, el ciego, el colocón, la tajada o torrija o tea o trompa o turca será nuestra primera protagonista.
Descubriremos como Sir Edmun Hillary estuvo a punto de suspender su ascensión al Everest la jornada antes de arribar a la cima a causa de una borrachera de su sherpa Tenzing Norgay y como el gobierno neocelandés tapó luego todo lo sucedido. Seguiremos a Escrivá de Balaguer en una noche toledana y etílica en la que nos cruzaremos, entre otros personajes, con Ava Gardner, Heidegger y su obsesión por la piedra pómez y con el payaso catalán Charlie Rivel. Desvelaremos que el gobierno de los Estados Unidos estuvo a punto de acabar con el castrismo en 1963 gracias a un cóctel en el que trabajaron durante meses los servicios secretos y la Nasa. Será, en definitiva, un repaso de algunas de las más grandes y desconocidas borracheras de la historia y de sus protagonistas, los tabernícolas.
No quiero que se me acuse de hacer una apología subrepticia de las virtudes del vino y del arte del beber. Por eso quiero aclarar que mi apología es totalmente descubierta, clara y directa. No busquéis encubrimiento alguno.
Daj Bog ne v poslednij raz!
Extraido de http://www.tabernil.com/2006/06/de_la_caverna_a_la_taberna
Como en las catedrales, en las tabernas hay líderes espirituales y mandamientos y cánticos y normas no escritas. Igual que se hace en las abadías con los abades, algunos de los más ilustres camareros de la historia fueron enterrados en el suelo de sus bodegas. El mismo suelo al que ahora caen los palillos, las servilletas, los huesos de aceituna y alguna que otra vomitona de los clientes.
La historia de la humanidad fluye de la caverna a la taberna dejando millones de historias, la mayoría de ellas no clasificadas.
Historias antiguas pero también contemporáneas como las de ciertas agencias de viajes que, previa pronunciación de una contraseña, ofrecen una surtida oferta de rutas dionisíacas con visitas a las mejores tabernas, bodegas y destilerías públicas, privadas e incluso secretas de varios países.
La historia de la taberna, amigos del vino, da para varios tratados y proponerse abarcarla toda de golpe es como comprometerse a escribir la historia del arte en un post-it o pretender que Tolouse Lautrec juegue de ala en los Angeles Lakers. Quizá por esta inabarcabilidad es por lo que me he propuesto recopilarla.
La historia de la taberna tiene varias columnas vertebrales, de las que nos vamos a olvidar de momento por ser las más documentadas y por tanto conocidas. El primer volumen de la historia de la taberna se centrará en algunos ilustres tabernícolas y, concretamente, en algunas ilustres borracheras.
La curda, la bufa, la castaña, el cebollón, el acampedo, la jindama, el ciego, el colocón, la tajada o torrija o tea o trompa o turca será nuestra primera protagonista.
Descubriremos como Sir Edmun Hillary estuvo a punto de suspender su ascensión al Everest la jornada antes de arribar a la cima a causa de una borrachera de su sherpa Tenzing Norgay y como el gobierno neocelandés tapó luego todo lo sucedido. Seguiremos a Escrivá de Balaguer en una noche toledana y etílica en la que nos cruzaremos, entre otros personajes, con Ava Gardner, Heidegger y su obsesión por la piedra pómez y con el payaso catalán Charlie Rivel. Desvelaremos que el gobierno de los Estados Unidos estuvo a punto de acabar con el castrismo en 1963 gracias a un cóctel en el que trabajaron durante meses los servicios secretos y la Nasa. Será, en definitiva, un repaso de algunas de las más grandes y desconocidas borracheras de la historia y de sus protagonistas, los tabernícolas.
No quiero que se me acuse de hacer una apología subrepticia de las virtudes del vino y del arte del beber. Por eso quiero aclarar que mi apología es totalmente descubierta, clara y directa. No busquéis encubrimiento alguno.
Daj Bog ne v poslednij raz!
Extraido de http://www.tabernil.com/2006/06/de_la_caverna_a_la_taberna
